Inconexos.

Los días son usuales, como siempre,
excepto,
lo usual de ahora, escribir, es lo inusual.

El cielo de hoy noche luce raro; por un lado tiene nubes negras y enojadas; y por el otro, nubes rápidas y medio-alumbradas. Al fondo, como si se escondiera de alguien, la luna con una belleza óptica o trazada sobre un papel con suaves toques de color naranja. En si, la noche tiene luz de ausencias que mis recuerdos nunca olvidan.

El otro día fui a una reunión del sindicato y resulte bailando al gusto libre, es decir, donde nadie era pareja, sino todos una pareja, o nadie disparejo. Por haber sido mi cumpleaños me divertí sin importarme quien lo supiera o me viera y, simplemente porque la música, las cervezas y el reír son buenas para mejorar la actitud.

Cada vez que escribo siento como si mis letras estuvieran numeradas, es decir, como si fueran ya casi las ultimas, ademas, empiezo a extrañar los días cuando no era parte del mundopoesía, sino un satelitito causal y sin saludos de escritas alegrías. Eso si, algunos días la actividad de escribir por aquí, en Springfield, Oregon, se acelera y el volumen de letras generadas por mi mente, a veces, hasta a mi me sorprenden.

En Reynosa crecí con el conocimiento de trabajar, del ser buen campañero y capaz de defenderme y siempre respetar. Pero esto de sentarme a escribir las ideas que hoy me rodean, a veces, me parecen ridículas y otras veces, lo más bello. Unas veces son para llorar y otras veces para un reír que no para.

La buena noticia es que ya vacié lo que traía hoy en la sien y
lo sé porque ya empece a sonreír.

Escribir es algo especial,
no son solo letras, sino mucho más...
yo estoy feliz de escribir,
pero no sé si las letras conmigo lo estén.


Fidel Guerra.
United States,
Marzo, 2017.
sin derechos reservados.