Ingenuo corazón

Corazón que ama no sabe de traiciones

hasta que sangra…

Hasta que contempla su cadáver,

su piel ondeando al viento.




Esos fragmentos dispersos

en la habitación,

en la cama,

en los sueños.

Atrapado en ese resquebrajado espejo

que guarda su roto amar.




Ingenuo corazón

que creyó en la eternidad.




En la santidad del querer,

del que sueña con un solo cuerpo

con un solo andar…




Es aquel que no termina por aceptarse muerto…

Ese que aún deambula

entre bares y banquetas,

recitando versos al abismo,

enviando besos al vacío…

 

Un corazón no sabe amar equilibradamente hasta que sangra.
Me encanta ese comienzo en tus bellas letras, me gusta su desarrollo y el poema entero.
El dolor es el mayor maestro de nuestra existencia y así lo has plasmado, aunque el amor siempre acabe abrazando a todo ser.
Me ha gustado mucho venir y recoger estas sensaciones que trasmite tu hermoso poema.
Un saludo.

 

El dolor es garantía de nuestra existencia...