Invisible

han salido
unos cuantos lagos de mis ventanas
jarabe colérico tras visualizar
un poco más profundamente la vida

y he visto un enjambre
que va dejando caer
sus propias tumbas sin crucifijos

he visto que aprendemos solos entre la multitud
a contar las manchas que nos van saliendo
porque cada vez que nos tiznamos es para siempre
y no hay remedio para hacer real
el zumbido dulce de las abejas

no me importa dormir afuera
levitar entre gorilas y acantilados
aunque allí la miel no se conciba

pero sí dejadme
dejadme desaparecer entre los muros
que levantáis cada mañana

 

Desaparecer, una necesidad que muchas veces nos mantiene más visibles a nosotros mismos, cuando obsesivamente nos miramos en esa esperanza de volvernos invisibles, separados del todo. Si pudiéramos todos regresar a esa tierna edad en la que no existen ni el yo ni el mio...
Intensa confesión compañero, da mucho de pensar. ¡Gracias por compartirla! Abrabesos

 

Creo que esos muros a fuerza de gritos, llantos, insomnios, sueños…

Se pueden crear como derrumbar fácilmente y así amanecer lejos de su rutina.

Ay! amanecer… Cuántas veces podemos amanecer y así ser invisibles, ajenos ante los ojos del destino.

Disculpa mi delirio… Es que me gustan los poemas que siempre piden una exigencia al lector, un grado de concentración entre las neuronas perdidas. jajaja


Un abrazo grande, poeta.

 

Hermosura, divinidad de letras soberbias, poema perfecto.

 

Una delicia tu versar.

Abrazos