Irena Sendler

Irena, muchos conocen los pantanos

donde fluye la sangre del infierno,

muchos han caído con sogas en sus cuellos

y con sus manos atadas entre muros pétreos,

y la voces ocultas en el abismo jamás se oyeron

Jamás…


Irena, tú caminaste con la luz de tu alma

entre tanto averno,

entre forzados a condenas junto a moquetas maltrechas,

y el cielo fue ruin, oscuros caminos de lluvias sangrientas

sobre el rostro de los inocentes,

jamás se oyeron , jamás…

y el recelo ignorado de la gente componía parte

de la injusticia de los bárbaros,

y tu mano de seda pulcra tomó

antes que los cobardes verdugos

las almas de quienes apenas conocen la vergüenza del hombre.


Irena, tú misma fuiste la luz entre tanta incoherencia,

entre cenizas que ahogaban la serenidad

de la vida que se aferraba a un soplo de esperanza

vista entre los barrotes;

¡oh Irena nadie fue y será como tú!

¿De dónde tanta fuerza?

¿acaso lo héroes surgen en el corazón de

Una flor en medio de tormentas?

El miedo ha de estar en la sombra

alineada de tu pasos bravíos contra la barbarie,

aún cuando el miedo tomaba de la garganta a los polacos,

sola con su convicción como un ángel atravesando

muros espinosos sin tiempo para el dolor.


¡Oh de aquellos pequeños!

¡Oh de aquellos!

en la cama de la muerte las familias

nadan sobre su destino en lágrimas rojas,

y el tiempo de la muerte es acecho constante sobre su hombros,

¡oh el mundo es cruel y oscuro pequeños,

Ojalá no conocieran las manos irracionales

que moldean al mundo con arcilla de odio!



Irena, tu valor fue más grande que el odio del hombre

y tus miedos se ahogaron con la fuerza de tu entereza valiente,

cada luz que arrebataste de esas tinieblas

Germinaran los campos de tus memorias eternamente,

madre de todos los pequeños,

noble, ¿cuantos hogares llevan tu nombre ahora?

quien salva una vida Irena,

quien salva una vida…