Kilómetros y kilómetros

Dedicado mi yo del pasado:

Ayer por la calle, rodeada de amigas me encontraba,
no quería hablar, algo que extrañaron.
"¿Estás bien?" Sí, solo estoy cansada,
con tristeza me dijeron:
"que sombría está ahora tu mirada".

Al volver a casa nadie me saludó,
mis padres ocupados discutían,
mi hermano con el móvil callado en un rincón.
Se gritaban como si no tuvieran sentimientos,
como si antes de mencionar un divorcio
no se amaran de hace tiempo,
como si de su amor no hubieran nacido
dos hijos muy tiernos.

Y en sus ojos ardían llamas de ira guardada,
ocultada con nosotros para que no supiéramos nada,
pero ya se han dado cuenta de que
es inútil seguir jugando a la "pareja feliz",
es imposible ocultar una relación fracasada.

Me encierro en el cuarto aislada en soledad,
me pongo la música para distraerme de la realidad.
Y aunque suba el volumen los sigo escuchando,
ya están discutiendo a grito descontrolado.

Mi hermano se vé que está acostumbrado,
sale con amigos, cuando vuelve los sigue ignorando.
Yo aún recuerdo cuando nuestros padres se casaron,
por mucho que lo intente no puedo
distanciarme de mi familia como mi hermano.

Una ligera lágrima moja el papel,
"van a separarse, acéptalo, es por su bien",
pero no puedo evitar pensar en el pasado
como si recordar el antes cambiase el después.
"Así estarán más felices, ¡alégrate!
No habrá tensión en el hogar
lo hacen por nuestro bien", y lo sé.

Separados kilómetros y kilómetros,
sin verse los dos juntos otra vez,
seguiré recordando con una triste sonrisa
antiguos momentos y lo que no pudo ser.

Les desearé lo mejor,
espero que sean más felices,
aunque dejen de estar juntos
como solían hacer.
​

 

Cuando se nos cierra una puerta debemos abrir una ventana y avanzar buscando el equilibrio y la paz interior. Posiblemente todo tiene su razón de ser y no nos damos cuenta; causa y efecto es la correlación de momentos de vida que no dejan de ser ilusiones. Abrazo.