La abuela.

Preguntas tanto por la muerte.
Parece que la vida en ti es un hábito
del que estás cansada.
No sé si es porque
ya no oyes los tiples ni las guitarras
o porque el reloj juega a ser libre.

Quizás el dolor de tus pies
sea el dolor del cristo al que le rezas,
o las palabras que no le dijiste
antes de su partida.
Tal vez te has cansado de leer los labios
y es por eso que no oyes tus suspiros.

Ya no te asombras de nada.
Te sientas solitaria, y tratas de deducir todo,
pero no te preguntas:
te tiene sin cuidado el porqué.

Preguntas tanto por la muerte.
¿Es que acaso crees que podría ser peor?
​

Jerónimo Villa ®​

 

Como animal con casi sesenta años a cuestas -de esos que los niños rato ha que llaman de gratis "abuelo"-, quizás uno no pregunte por que sea peor, sino porque entraña alguna novedad en una realidad cansada de girar monótonamente siempre, de manera necia y poco inteligente, sobre un mismo eje. Me hiciste evocar a Gabriel García Márquez, quien en una laureada novela afirmaba que "uno no se muere cuando quiere, sino cuando puede".

Excelentes versos, compa.