La Bella y la Bestia

La mirada triste, la silueta de la soledad desnuda,
monedas corrientes en este hangar,
fui puro despiste en la curva de tu sonrisa muda,
termine volcando en mi propio lagrimal.
Si es escuchar tu nombre y mi garganta se anuda,
te pienso, aunque me duelas y haga mal,
el desconcierto de intentar pedirte ayuda
cuando se muy bien que no estas por llegar.
---
No hay bar en el que quepan tantas penas,
ni nube donde quepa toda esta lluvia,
soy dueño de un vacío que no se llena,
soy enfermo de un cáncer que no se estudia.
En mis dedos aún siento tu melena,
en mis ojos aún veo tu estela turbia,
en mis brazos aún siento como quemas,
suena la melodía que el final preludia.
---
Tratando de sacar letras de una profunda cicatriz,
pintando el cielo desde mi declive,
perdido en la textura de tus labios carmesí,
rogando por uno de sus besos que me abrigue.
Si pareciera que lo que me gusta es sufrir,
aún pensando en latidos que no me reciben,
pero es que para mi si alguien me hizo feliz,
ese alguien se merece que jamas lo olvide.
---
Sigue mi guerra, no hay tregua ni acuerdo,
solo un corazón roto y su onomatopeya,
el dolor de tu partida, mis dos pies izquierdos,
este barco que ya no navega, se embotella.
Sigo encerrado en la cárcel de tu recuerdo,
esperando un motín y que se fugue una estrella,
si más la quiero mientras más la pierdo,
ya no veo el final feliz, Bestia no enamoro a Bella.

 

Y no hay nada que hacer. Solo resignarse. No hay una salida fácil del enamoramiento.

Pero esto no:

No hay bellas ni bestias.