La bestia

La Bestia
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Rasgué el velo de mi mirada,
y encontré fuego, hielo, veneno...
prometí domesticar esa bestia que de la nada,
vino a nada bueno.

Más la bestia me gruño al oído:
"soy tu mismo", soy risa, soy dolor;
soy el fulgor opaco detras del esplendor.
Le propuse un pacto: "La vida eterna, a cambio de amor"

Me dió un zarpazo, me atacó...
di un paso atrás y se aplacó...
¿negro o blanco?
¿Diablo, o Dios?

La bestia por ojos pone gemas,
y en vez de un corazón, tiene dos;
su llanto a veces es poema, y a veces letanía atroz.

 

somos esa dualidad, queramos o no... ¿No es nuestra mente columna de dos? Uf, me vuelve habladora, je. Me encantó el poema, Histrión. Saludos.

 

todos llevamos una bestia adentro que queremos domesticar... yo los llamo mis demonios...
un gusto leerte :::hug:::

 

Me alegra, amiga Delmi, que te haya cautivado tanto el poema. Supongo que así de habladora, tendrás tus ratos más reflexivos y de meditación. Un cálido saludo.

 

Bien lo has dicho. Muy halagadora tu opinión luzyabsenta. Efectivamente, es como tener a un Jekyll y a un Hyde adentro de los vapores esenciales de la impresión humana.

 

Sobra decir que el gusto es mío, Princesa de fuego. Eventualmente uno puede elegir domesticar esos demonios que mencionas, sobre todo cuando uno aprende que sin algunos de esos demonios coquetos y traviesos, la vida no apetecería ser vivida.