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La danza de Melíade.

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por romanovski, 29 de Abril de 2022. Respuestas: 0 | Visitas: 259

  1. romanovski

    romanovski Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    25 de Marzo de 2022
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    Género:
    Hombre
    Un atardecer

    me adentré en el bosque

    y busqué la entrada

    a los dominios

    de la protectora de mi camino,

    visualicé su silueta

    danzar a orillas del lago

    para encontrarme con mi destino.



    Esta vez

    ella esperaba

    que mis lágrimas

    perfeccionaran la emoción

    que me embargaba,


    cuando la veía mirarme

    su mirada me hacía recordar

    que yo sentía

    que ella salía de mí,


    cada vez que me escabullía al bosque

    junto al lago

    donde cada atardecer se zambullía

    liberando un fuego

    que me consumía

    enfriándolo.



    Una vez quise acercarme a la orilla

    donde ella marcaba un ritmo,

    en su desnudez

    trazando un círculo

    me llamó y acudí


    accedí a su morada

    siempre al atardecer

    sus pies se iluminaban

    y yo miraba,


    como a su alrededor

    ella trataba de construir mi casa

    con materiales fabricados

    con mi ánima.



    A la luz del alba

    tras establecer

    un pacto eterno

    me miraba diciendo

    que no temiera acercarme

    y besar sus pies de cera,


    cuando la llama empezara a prender

    y su cuerpo exudara el elixir

    que me salvara de la muerte

    por querer aprender a adorar

    esa parte de mi alma

    que hace a un hombre ennoblecer

    cada vez que en un bosque

    se prende la llama.



    En cada atardecer

    mi casa era creada

    por la protectora de mi hogar

    madre auspiciadora

    y forjadora del metal.



    Cada vez que el lago

    embriagaba su cuerpo

    se atenuaba el fuego

    al atardecer

    antes que oscureciera

    el camino y ella

    me marcaban el ritmo

    con sus pies de cera.



    Ella liberaba mi pena

    con la visión iluminada

    cada vez que me adentraba en el bosque

    y ella dibujaba

    el plano de mi casa


    hasta que volvía a poseer

    esa parte de mí

    que en su ausencia

    me impedía percibir

    la clara luna


    tras el atardecer

    junto al lago de fuego,

    donde mi alma

    bañaba su cuerpo

    cuando ella se desnudaba

    y besaba mi cuello.



    Siempre al atardecer

    antes de que la noche se cerrara

    y el círculo

    en el amanecer

    me rescatara

    yo junto a sus pies de cera

    le imploraba,


    antes de que sus vestidos de seda flamearan

    que me diera la solución

    a la cohesión del alma

    configurando la entrada

    abriendo la puerta


    para regresar y vivir

    besando sus pies de cera

    llorando al despertar

    una vez que mi alma

    se pudiera completar

    y ella perfeccionara mi emoción

    al contemplar en cada atardecer

    esa luz diáfana


    prendiendo el círculo de fuego

    en el que habitaba

    que me cobijaba

    cada vez que la llama

    prendía el lago

    cuando ella danzaba


    trazando mis pasos

    junto a mi hogar

    en el bosque

    unido a la llama de fuego


    que desprendía

    cuando trataba

    de besar sus pies de cera

    a la hora del mediodía

    el sol prefiguraba

    un entierro sin cuerpo.



    En la profundidad

    en la tierra húmeda

    cuando el destino se unía

    a un amor totalizado

    sin temor al día


    en el que la aurora

    me permitiría

    ver su silueta

    en sus compases

    cuando el fuego ardía


    instándome a languidecer

    junto a ella

    en nuestra casa

    junto al lago


    donde las lágrimas vertidas

    fueron las que me enseñaron

    que la parte pura del alma

    puede ser reconocida

    en cada atardecer


    cuando ella comenzaba a arder

    y me daba su mano

    en un bosque que se prendía

    aislándose

    tras la llama que crepitaba


    que abrasaba su cuerpo

    afianzando el destino

    contemplando la danza del fuego

    prendiendo la casa de ambos


    cada vez que su silueta

    salía del círculo

    su puerta se abría en secreto

    ella me mostraba

    donde el lago humeaba


    en el trazo que marca el traspaso

    al otro lado del bosque

    donde pude ver

    mi alma iluminar el camino

    en un círculo prendido de emociones


    que me hicieron reconocer

    cómo cada vez

    que besaba sus pies de cera

    moría y resucitaba


    mientras me consolaba

    hasta desfallecer

    uniéndome a ella

    donde habitaba

    completando mi destino.



    Danzo con ella

    al mismo ritmo

    en el centro del círculo

    hasta desaparecer diluidos.


    Fin.

    Romanovski ©.
     
    #1
    Última modificación: 22 de Mayo de 2022
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