La escoria del barrio

marihuanos y esnifadores
se
atragantan
cuando el chispazo anaranjado
detona
los gatos callejeros
huelen a pelo quemado
vagabundos y trapicheros
son bolas de fuego
las putas
carne deshecha
los clientes fundidos con los hierros
yonkis que se caen a trozos sin darse cuenta
los locos del parque ya lo advertían
el firmamento se dobla
el cielo se viene abajo
madres huesudas que contemplan
a sus
niños pandilleros en la última carrera
abuelitos sin paguita
con sonrisa desdentada
y
desempleados alcohólicos
volviéndose sombras
las cucarachas
a lo suyo

 

Sexor... ¿a qué hora pasaste por mi barrio que no avisas???

 

Los hay en todas partes, lamentablemente.

Saludos.