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La historia que me contaron tus ojos

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Xavier Taboada, 5 de Junio de 2009. Respuestas: 0 | Visitas: 1612

  1. Xavier Taboada

    Xavier Taboada Poeta asiduo al portal

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    Perdona por mirarte tanto, a veces olvido, que yo quiero de una manera distinta…

    Con frecuencia se me olvida que yo soy más cariñoso que el resto de personas, en ocasiones no recuerdo lo mucho que me gusta mirar. Y es que yo, lo siento todo, lo percibo todo, a veces…veo cosas que los demás ignoran, me conmuevo con más facilidad, encuentro belleza casi en todas las cosas que nos rodean, y todas las cosas son para mi son especiales. Y partiendo de la premisa de que le doy importancia a lo que para los demás es irrelevante, imagínate lo que me pasa cuando te miro, a ti, que ya de por si eres importante. Me pierdo en un limbo de emociones cada vez que te miro, cada que contemplo tus ojos, esos ojos que parecen dos lunas relucientes en la negrura del cosmos. Y recordando que yo veo cosas que otros no, imagínate todo lo que veo cuando admiro tus ojos.

    -¿Qué ves, cuando observas mis ojos?- preguntó ella tímidamente y abergonzada.

    Lo veo todo. Contemplo el azabache circular que es el comienzo del todo, a través de él ese lago, profundo, oscuro, largamente conocido por mi memoria, como si fuese en esas aguas donde solía jugar cuando era niño. Las aguas se ondulan, como haciendo pequeños remolinos, chiquitos, inofensivos.

    En las profundidades del lago hay un universo, oscuro, callado, silencioso, es tan impasible como la muerte misma. En ese universo existen dos estrellas, grandes, brillantes, afiladas en las puntas. Rodean al círculo negro del principio, este se encuentra en el medio de tan resplandecientes astros. Dentro de la circunferencia azabache, se encuentra un espiral en caída, un embudo descendente que finaliza en un mundo.

    Este mundo, es el llamado mundo de las sensaciones, no se bien como explicarte lo que hay ahí pero solo puedo decirte que es como aquello que te motiva decir, “uyyy…” cuando te enterneces. En las emociones que habitan en este mundo se encuentra un planeta, este planeta está poblado por todas las cosas buenas que has visto pero que nunca has podido compartir. Entre ellas están ese copo de nieve que viste caer cuando tenías tres años, la primera rosa que admiraste, los siete colores mágicos del arco iris. Esa aurora boreal en aquel tan esperado viaje, un pedazo de nube cuando volabas por primera vez en avión, y por supuesto, las manos chiquitas de tu hermano menor cuando acababa de nacer.

    Dentro de este planeta se aprecia un continente, limitado por la imaginación hacia el norte y con la fantasía por el este. No posee sur u oeste, en él moran todas las cosas que nunca viste pero siempre deseaste mirar…esa estrella que nunca tocaste, esa gota de lluvia que nunca viste caer…ese concierto de ángeles que te perdiste y ese amanecer que aún sostenía a la luna y el sol.

    En este continente había un país. Este está repleto de las cosas que ven los demás de ti; tus manos, tu boca, esas orejas irresistibles que tienes, tu nariz erguida de niña importante, tu frente cubierta por tus mechones de ensueño, y por supuesto, tus ojos, que son la temática de conversación de esta charla.

    En ese país hay una ciudad, un distrito y un barrio. En ese barrio hay una casa. Para no aburrirte y resumiendo, el país se llama Retina y la ciudad es llamada La Ciudad de la Niña. Esta última es particularmente atrayente, a veces me llama como canto de sirena o como una niña llorando, es particularmente bella, de forma especial muy tierna, es una copla, una poesía, una canción dedicada, un cuento que no tiene final.

    La casa es el recuento, un repaso de cómo ves a los demás, como los demás te ven a ti y de como te vez a ti misma. Esa casa es el eje central de tu mirada, en ocasiones pienso que se llama pupila, pero la verdad es que no estoy seguro. En la casa hay una habitación, cristalina, colmada de confianza e intimidad, es, quien eres tú en esencia, tu verdadera tú. Parece ilusión, luce como fantasía, pero lo único certero es que ahí reside tu visión.

    Más allá de la casa, adentrándose en la habitación descansa una cama, ese es el punto ciego de tu cansado mirar. Dentro de la cama se encuentran unas sábanas, tan blancas que irritan todo aquello que no sea pureza. Infinidad de historias se inician ahí, y es fuente interminable de lustrosa creatividad.

    Finalmente dentro de las sábanas se encuentra un espejo, un manantial cristalino donde me puedo reflejar, dentro de tus sábanas se encuentran mis ojos que dentro de tu iris se atreven a jugar. Ese mismo reflejo me permite, que me vea aquí, parado, de pie, erguido y narrándote, una historia, que parece de amor. De pie, parado y hablándote, de todo lo que sin querer puedo ver en la historia de tus ojos. Adentrándome en mis propios ojos a través de los tuyos, viajando, volando y volviendo a empezar, en este final que es el inicio de un todo, en el relato que tus ojos me permiten contar.
     
    #1
    Última modificación: 5 de Junio de 2009

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