La infancia que viaja conmigo.

Es el otoño,
es su magia de ocres
que piso adrede,
montoncitos sonoros
en las calles del pueblo.
Traigo esta dicha,
la infancia al aquí y ahora,
que el sol entibia,
bálsamo colorido.
Es uno de esos días
de sol y luna
presentes en el cielo.
Voy hacia el río,
ritual diario que busca
reafirmar el presente:
que no es el mismo
que ayer ni que mañana,
y me refleja.
Juega a saltar las rocas,
lo ayuda el viento amigo
que siempre estuvo
pero tampoco nunca
ha sido el mismo,
como no soy la misma,
aunque un viento de infancia
viaje conmigo.​

 

GRACIAS -enormes- a tu generosa bienvenida. Hace mucho tiempo que falta mi presencia como quisiera en este Portal, querida Isa, debo y debo tantas muestras de aprecio y amistad aquí, y la deuda en lugar de mermar aumenta cada vez que puedo regresar. Recién me encuentro con este foro y ahora veo cuánto ha crecido lo que se puede disfrutar leyendo... No quiero prometer que cumpliré el cometido, solo hoy, aquí y ahora ha sido un placer absoluto participar, y más admirar lo que puede el verdadero sentido del nombre que se le ha dado a este bello espacio.
Mis abrabesos agradecidos y emocionados para tu alma, amiga hermosa.

 

Millones de millones de Gracias. querida Ligia, volveré siempre que pueda, con inmensa alegría. Abrabesos en tu alma bella.

 

De otoño a primavera se alían con nosotros las estaciones. Qué gusto leerte. Nada como sentirse más que joven, niño, y volver a visitar a nuestros mejores amigos: las calles, los charcos, los astros, el río.
Somos romeros de la vida, y todo pasa y todo queda mientras pasamos... pero me trasladé con tu poema a ese barrio detenido pero libre de la infancia que sigue acompañándonos.
Como diría Pablo:
"La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos."
Y añado: pero, en lo esencial, tampoco hemos cambiado tanto.
Seguimos el viaje, y que no falten besos y abrazos, que haberlos haylos y se comparten.