La luz del faro. Soneto.

De viejo quiso ser la luz que guía
cubriendo de luciérnagas su pecho;
tomó tal decisión andando el trecho
que va de la penumbra al claro día.

De viejo quiso ser la garantía
del recto proceder, de andar derecho...
Sentirse de repente satisfecho
de darse al resplandor que más lucía.

Un risco fue la base de su faro,
antiguo como el dios que lo sostiene
en medio de un destello verde claro.

De viejo quiso ser la luz que viene,
ferviente seguidor del sol preclaro
que llega cuando al alma más conviene.

 

Precioso y perfecto, magistral.

 

Muchas gracias Jorge por tan amables palabras. Saludos agradecidos.

 

El que busca una estrella su vida es luminosa.
Mis estrellas al soneto.
Un virtual saludo.
Castro.

 

Tu brillas como el faro que guía.

 

Muchas gracias Castro por tu paso entre mis versos y por tus estrellas. Saludos.

 

Ángel, muchas gracias.