La memoria renovada

Toqué en puertas que ya no se abren.
Reconocí a gente que mi nombre ignoran.
Dije a veces lo que menos me importa.
Cerca de mí, si estuvieron, ya no me reconocen.

Tragué frases por mi garganta nueva
y se depositan en lo gutural del olvido.

Algunas palabras son como sepulcros.
En vano vibran las campanas para los sordos.
En vano fluyen peces de luz para estos ciegos.
Y me siento mudo para emitir otro grito.
Y desenmascararlos. Invoco,
en ansiedad desesperada.
mi lenguaje nuevo.

De «Yo soy la muerte»

 

No estás solo es el transito del camino
velan por ti desde infinitas muertes
todas aquellas sangres que en tu sangre
apenas se estremecen.

un placer leerte y disculpas por no haberlo hecho antes.
te encontre recién y quise dejarte mi comentario
me gusto mucho en verdad.
cariños.

 

Gracias por tu lectura, Sildiv.

 

Un gusto caballero
tiene buenos versos
es muy interesante
además creo que hay algo entre líneas
yo soy la muerte sólo que no me reconozco
Saludos​

 

Excelente final que culmina un gran verso.
Me encanto ese grito sordo de un final
que se avecina.
Saludos.

 

Gracias, Sabrina, por pasar y leer mi poema. Es parte de un libro de 350 páginas, editado por Obsidiana Press, el año pasado, que dediqué al tema de la muerte, el proceso de reencarnación, mis familiares fallecidos y elegías a gentes, que fueron en vida mis héroes, mis maestros, o ejemplos de vida. Mas inevitablemente murieron.

Hay muchas formas de fallecer o expirar, desde un envenamiento a un accidente vehicular, morir de viejo o morir con una severa y lenta agonía; pero sólo hay un fenómeno al morir, pasar de un mundo denso de carne a uno más vibrante de energía, a otro plano de energía. Morir es un viaje con boleto de ida y vuelta.

También agradezco a Sioux por su visita y por su comentario. Es un placer verles por aquí. CARLOS