La Muerte escuchó mi oración

Hoy nos visitó la Muerte,
con su guadaña de luna menguante,
con su manto de noche sin estrellas.
Se detuvo espectante, una a una
en cada cuna
y alivió nuestro dolor por un instante eterno.
Su mirada vacía se llenó de llanto,
y escudriñó los ojos,
sordos sus oídos al clamor de los ángeles.
Sus manos descarnadas,
temblorosas, acariciaron cabezas
y se enredaron trémulas en los cabellos
calculando, decidiendo qué dolor era el más grande
para llevarlo consigo...
En qué designio basada,
no lo sé, pero escogió un alma
y luego otra
y las acunó en sus brazos
y restañó las llagas de los cuerpos
con ausencia...
Muerte, me dije,
eres el médico de médicos.
No hay dolor que no alivies,
no hay herida sangrante
que no deje de sangrar
bajo tu mano...
¿Dónde está
Oh, muerte tu agijón?
Escuchas la oración
antes que Dios...
Eres un bálsamo...

 

No hay necesidad de interpretaciones o paráfrasis, es un magnifico poema Anave. Es un gusto conocerte. Tu amigo: Arkhazul:::hug:::

 

La muerte como alivio, lenitivo o bálsamo frente al dolor inmanente a la vida. Yo también he plasmado esa idea en algunos de mis poemas. El tuyo me ha gustado. La descripción que haces de la Muerte, y el retratarla como un ser que sufre al llevar a cabo su cometido, es muy de mi agrado.

Sólo dos correcciones: "expectante" y "aguijón".

Saludos y estrellas, Anave.

 

no está mal, no es de mi estilo en abosluto, pero aprcio cierta belleza y buena intención, pero he leído cosas tuyas que a mi humilde parecer son mucho mejores.

muchos besosososososososososososososososos