La paz de los campos

LA PAZ DE LOS CAMPOS



La espesa soledad de los canchales

modela sombras insólitas

y amordaza el griterío de los grillos.



El solemne señorío del alcornoque

revestido por el tiempo y sus congojas

llorando sus lágrimas puntiagudas

de un verde solícito a falta de otras cosas.



Renovadas en la noche las estrellas

puede dar comienzo ya la temporada

de luciérnagas afrentosas y cigarras engalanadas.



Son las constelaciones inevitables

de las noches de verano que se arrastran

como pavoneadas colas sobre un horizonte ardido.



El lejano balido de una oveja es respondido

por el enguantado aullido del lobo solitario

que ha devorado los ecos.



Los áulicos meandros del riachuelo

trazan su más opulenta curva entre las rocas.

matando de amor y de envidia a la doncella

que tendió sus enaguas en los juncos.



Lloran los poleos sus aromas de gazpacho

y es el campo un alocado festival de flores muertas

reduciendose a la nada los recuerdos blanquiverdes

del peregrino de paso.

 

Muchas gracias, Alberto, por tu visita y las hermosas palabras que me dejas. Un cordiuao saludo,
miguel

 

Hola, penaba57. Muchas gracias por tu visita; este mi nuevo habitat -antes el Mediterráneo, ahora el otro inmenso mar de la dehesa extremeña- sigue siendo fuente de inspiración. Trataré de seguir bebiendo en ella. Un abtazo,
miguel

 

Muchas gracias, Lunaroja, por tu visita y tu amable comentario. Muchas veces es una paz violenta, pero su armonía la hace aceptable y necesaria. Nuestra paz, la de los humanos, es otra cosa... Un cordial aludo,
miguel

 

Muchas gracias, Tribu. Que reconfortante es volver a leer tus palabras junto a mis versos. Un abrazo, compañero.
miguel

 

Hola, Laly, querida amiga. Cálidas palabras para adornar mis versos. Las agradezco con todo cariño,
miguel

 

Muchas gracias, José Luis, por tu visita y generoso comentario. Un cordial saludo,
miguel