La señora de la carne

La señora de la carne

Llegaba el tren soplando el humo fuerte
y en la niebla apuntaba la deforme
señora de la vida con los pechos;
y soplando la bestia, clara se hizo la imagen;
que no había señora de la carne,
era una cesta en llantos galácticos,
que bajó en la estación de los glúteos
del tren de vida y puente de la muerte.

Y de tanto amante amamantado,
y de tanto asno del saber,
pasaron los trenes descarnando,
y del vagón de aquel amante pude ver,
al mamón que era el infante,
que parió la madre astuta y bella
una primavera deshojada sin querer.

 

muy bien hilado, me ha gustado

 

según lo iba leyendo, no sabia como ibas a poder continuarlo, muy bueno un abrazo

 

De todo puede haber en un tren, y pensar que parece interminable y que aunque no estemos a bordo vamos en él o temblando como durmientes, algunos son testigos como vos ese día, creo que ya para siempre. Saludos.

 

Muchas gracias por el comentario. Un abrazo

 

Muchas gracias por el comentario, Arkhazul. Un abrazo

 

Muchas gracias por el comentario LUZYABSENTA. Un abrazo