¡La Vida entre cielo y lodo! Décimas.

De veras la Vida llega

a lloros, abrazo y risa

y a caricias de la brisa

viene el alma y se le pega.

Es el cielo quien delega

un trocito de su imperio

enseñando así la Esencia

de la prístina Presencia

y de todo su misterio.


De veras la Vida activa

lo que tenemos de barro,

nos viaja en carroza o carro

hasta darnos a la criba.

Y aunque a veces nos reciba

cuando a gritos le exigimos…

con la Vida conseguimos

dar madera a otro peldaño

ascendiendo sin engaño

la escalera que elegimos.



De veras la Vida canta

dando canto y primavera

en un fuego que no espera

y que en fuego se agiganta.

Nos atiende la garganta

con sus notas más vitales,

unas veces celestiales

y otras tan de tierra abajo,

allí donde el espantajo

da miserias terrenales.


De veras la Vida sueña

que la soñamos soñando

mientras vamos contemplando

como en más Vida se empeña.

La Vida inmortal se adueña

de la mano más el codo

con la sed de hallar el modo

de volverte ser divino

regresándote al Camino

donde Dios te dio acomodo.


¡La Vida entre cielo y lodo!