Las letrinas

“Realmente
sólo soy otro hijo más
de la paz armada”
dije
disfrazado de puta
en un motel de carretera
mientras a mi lado la locura asentía convencida
y en mi vaso las servilletas de papel
crucificaban la novena sinfonía

Y a lo lejos
Creo que a la altura del horizonte
Me adiviné a mi mismo, disfrazado de profeta, diciendo
“Después de todo
la soledad es una enfermedad soportable”

Y el parnaso al completo me escupió
Y las bestias me expulsaron del trono
Al que me habían alzado,
El que construyeron con ladrillos de mi perdición

Y me di cuenta
De lo poco que me importaba
De que encontraba una inexplicable (¡hasta para mi!) satisfacción
En el desastre
En la enfermedad
Y en el caos
Y después de aquello
Encontré mi destino
En las letrinas de la estación de tren
Y me conformé

 

No sé si es soportable en sí o la hacemos soportable, para no morir en el intento... Pero no cabe duda: una enfermedad es.

Saludos y -como estos días-, un placer leerte.

 

Me gusta... Me gusta de verdad, gran talento en pocos aÑos de vida... !quÉ ventaja!
Saludos. Dune