Las rodillas de Kate Moss

La mariposa de las armas
se extingue.
Es una pena, hermano, que nos fuéramos con un vaso de cerveza
hasta los intestinos del valle
al entierro de los robles,
a maldecir la neurona lúdica del cañón
que ya no echa humo.


Dentro de los bares habrá siempre un lugar para la cobardía
así que, bienvenido seas, hermano
entre libélulas que devoran mi iris.
Hay un ala de ciegos
que bate en todas partes
y levanta polvo sobre lo que pueda sangrar el abandono
y
otro ala escondida en el pecho de mi madre, entre albahaca y evangelios.
Ellas forman al ángel que define la lengua del adiós.

Mejor hablemos de cosas que no pasan de ser humus crispado
como de lanzas de piedra
descansando entre esqueletos de bisonte,
redondeadas por llovizna
hasta parecerse a las rodillas de Kate Moss.
Mejor inventemos un nombre que pueda drogarse con todos los apellidos
del olvido, un casamiento
de la luna con el opio.
Bienvenido seas, hermano. Te ofrezco mi trono
y mi aureola de burdeles
con la que me distingue la gente
y me llaman poeta.

 

Enhorabuena prisionero inocente, siempre mucha calidad en tu poesía, una lectura para disfrutarla un montón. abrazos.

 

Un diálogo efervescente, pragmático. Un sabor que rezuma callosidad en el alma. Precioso poema Marius

 

Un encanto de imágenes, un placer leerte.