Londres (Parte I)

Todo lo que vi parecía no tener nombre y ni tan siquiera color.
La forma se respetaba como educada representación de la burguesía.
Todo lo que percibía era un silencio tan profundo como el cielo gris que circundaba eternamente las ideas y los pensamientos de aquellos gentleman y ladies:
Suma exponencial de la corrección me observaban cual animal exótico de enmascaradas costumbres mientras llovía y no dejaba de llover.

Aquellos día fueron largos y parecían no terminar a pesar de que pernoctábamos en East End donde Jack the Ripper hurgaba entre escombros, victimas y mendigos en un ambiente enfermizo y decadente.
No obstante me lo imagino más pulcro, cepillándose los dientes antes y después de cometer los crímenes y esbozando una impecable sonrisa ante la puta señalada por la desgracia de pasar a formar parte del museo de los horrores.
Una parte de historia acaecida por esas calles que aún sin conservar la pulcritud y limpieza de otras zonas no dejan albergar una posibilidad real de aquellos crímenes que bien podían haberse producido en la zona más pija del dominio londinense (Nothinghill, Chelsea?).
Les pondría a parir a los ingleses más no puedo decenios de civismo nos llevan de adelanto y no es razón para abochornarse sino para tomar ejemplo.
No note el hielo, su mordedura, que echa para atrás salvo quizá un poco al final en el aeropuerto aunque ya se sabe que la amargura no entiende de fronteras y defeca sobre las banderas. Bien continuando con el clima social no puedo ni debo objetar nada, no me resfrié y teniendo en cuenta los nublados en el techo ya es más que suficiente.

Que si volvería allí…

 

Interesantes recuerdos los que nos narras en estas letras. Un momento y un instante capturado por tu pluma. Un placer leerte.