Love me when I´m gone…

Me dejaste clavada en la mitad de la vida y sangre brotó de mis ojos. Desarrolle dependencia a tus besos y te me hiciste necesario a la hora de amar. Me hiciste incapaz de quebrarte aún cuando podía hacerlo, ahora te me vas, así que yo decido que me ames cuando yo me haya ido. Que la libertad que me robaste sea la cárcel en la que habites, que dejes los miedos para cuando nadie se acuerde de ti y que por más que lo desees mis recuerdos se te amontonen en la almohada. Me fuiste pasión en los tiempos de guerra. Las manos se te caían y sentiste mi piel remarcar tus labios.
Hoy todo me huele a tu perfume, pero es mi alma una sombra que todavía tiene ganas de ti. Sí, te doy tiempo para que aprendas a verme detrás de tus miradas y en los tiempos en los que decides verte en el espejo.
Ya no eres más que un pedazo de mi vida que vaga por la vida sin tener nada de vida que dar. Me hiciste reír y llorar en lugar de gritar porque todo se me amontonó en la cabeza y no hizo más que explosión. A tu lado quiero estar.
Hay montañas que no recorriste, hay espacios en ti que no ensucié. Todo lo que he soñado era contigo...
Los dos supimos darnos rosas y espadas, supimos amarnos en momentos en los que al mundo no le importaban nuestros besos ni nuestros abrazos. Te dio miedo sentir, me reí de que tuvieras miedo. Abrásame y bésame.
Las mariposas entonaron sinfonías nunca antes escuchadas y medí mis realidades a partir de lo que me decías. Te creí cuando no había nada que comprobara tus palabras ni que sustentaran tus melancolías. Fuiste más brillante que la lluvia y más oscuro que las madrugadas.
Hoy grito para que te quedes sordo, para que enloquezcas y para que las manos se te entuman sin nada que tocar. Sacaste a relucir la miseria que tienes dentro. Te me hiciste pesadilla y me hice sueño y anhelo de tus huesos.
Dime qué sigo encontrando en ti que me es tan diferente a mi y tan deseable para mi existencia. Dime qué es lo que amó de ti y lo que odio de mi. Dime qué es lo que iba mal en un lugar arrinconado de mis lúgubres palabras. ¿Por qué escondes el alma? ¿Qué te da miedo que yo vea? ¿Qué te da miedo de la palabra libertad, amor, prisión, verdad, mentira, sentir, morir, vivir, eternidad, y mi nombre?
Puedes quedarte esta noche, y muchas más si así lo quieres. No te despertaré ni te daré desayuno en las mañanas. Me acostumbraré nuevamente a tu olor y a tus malas costumbres. Me encargaré de la limpieza y de tenerte en un lugarcito de mi alma. Me amarás aunque no quieras, te enamorarás de mi mal humor y de mis carencias emotivas. Te enredaras en mis cabellos y descuartizarás mis memorias para que el pasado ya no me dé risa.
Caballos correrán a tu lado. Sentirás mi respiración aún cuando no esté yo ahí. Querrás hablarme, pero será mi sombra la que te dé en el rostro. Me buscarás, me cantarás y me besarás. Desearás nunca haberme dejado, nunca haberme hecho llorar, nunca haberme hecho recorrer una ruta tan sola y tan parecida a mi infierno.
Estarás durmiendo en mis canciones y en mis arrebatos. Quemaré los almanaques y ya no tendrás miedo del nombre de los meses ni del número de días que pasaste a mi lado. No fui yo la que fallé, fuiste tu. Tu quisiste irte, cerrarme la puerta en la cara, sacarme de tus pasiones y de tus intenciones.
No sé qué fue lo que dijiste. No me acuerdo, no me quiero acordar.
Me saliste con el alma marcada.