Luciana, 1.

1.

Son los pasos escarchas que envenenan la frente.
Son los días misceláneas que se me mueren esperándote.

La misma mujer, que argumenté con donosura
La perfección de las letras sobre tu cuerpo tan puro
Fue un hechizo de abrazos con salivazos de frente

Las paredes, por descontado, caprichosas
Con tus ropas elegantes y tus efigies glotonas
Que se tragan los bonitos recuerdos de la mesada
De las noches enamoradas con tus dulces lamentos.

Como talismanes, Luciana, las nubes
Juguetean con tus rizos parcimoniosos
Y mis pecados de odiarte como un torpe infante...
De amarte para luego perderme en tu nombre
Se me escapa bajo esta noche líquida de decepciones
Y amanece con tu cuerpo perfumado en rosas...

Y mañana, cuando madures y te veas mas licenciosa,
Sin el absurdo temor de ser ya rechazada:
Miraré tus trenzas como manchas encaramadas
Sobre cortinas de humo, a tu paso espumosas.
Estar es postrarse en el olvido
Y mantenerme alerta sobre tu silueta, cadenciosa.

(fin del mov. 1)