Mar y crepúsculo

Se traga el ojo dorado del mar los navíos.
Surcan galeones y falúas, trirremes
y modestos esquifes su frágil quietud
de madre vieja. La luna es una dama de coral,
una perla de luz recién nacida. El faro dibuja
su haz sobre la piel del mar. En el rizo de las olas
te busco, para que tú seas, de nuevo, mi noche.

 

Tanto la mar como la noche son inmensas; es inevitable resguardar ahí unos ojos bonitos, un tumbo en el pecho.
Amigo, qué gusto me da leerte, gracias por hacerlo posible.
Va mi cordial abrazo.

 

Encantado de leerte.
Saludos.

 

En el fondo de ese mar esa noche revive.
Un abrazo, Ramón.

 

Gracias, Pedro, por pasar por aquí y dejar tu comentario. Un abrazo, amigo.