Marioneta arrumbada en un rincón.

Me trata como nada, como ausencia.
Eso es lo que él quisiera que yo fuese.
Estoy otra vez fuera de lugar,
cual siempre había estado en cualquier parte.
En casa, envidiaba hasta a las lámparas
que siempre están tan bien ahí en su sitio.
En la escuela, la simple observadora,
siempre al margen de todo el movimiento.
En el salón de clases, la callada,
la inanimada piedra sin barullo.



Esto no es la verdad, sólo un instante
sentimental, recuerdo de abandonos.
Es por este momento en que él me elude,
me saca totalmente de su vida.
Recurrencia al estado de la ausencia,
limbo sin resonancias ni reflejos.
Me ha dejado incompleta, manca y coja
porque no hay movimiento sin su ánimo.
Marioneta arrumbada en un rincón.

 

Lamentablemente conocí varias mujeres marionetas en manos del titiritero cruel que es un arquetipo de muchos hombres.
Lo bueno es que siempre se pueden cortar los hilos o simplemente no permitir siquiera que personajes así se nos acerquen.
Cuando leo un poema triste siempre deseo que sea solo ficción.
Fue un gusto volver a leerte, Luciana.
Un fuerte abrazo.

 

Trajiste este poema ya muy viejo y triste, que ya está fuera de mi realidad. Gracias por tu amable comentario. Un abrazo.

 

¡Solo ficción!, como si lo fuera. Es muy viejo y mi realidad por suerte ya es otra. Muchas gracias por tu considerado y afectuoso comentario. Un fuerte abrazo.

 

Que el viento lo haya alejado por siempre. Vaya mi homenaje a tantas y tantas mujeres fuertes.

Un placer leerte. Fuerte abrazo:
Maca