Me vivo anciano

Se agota la extensión de mi coraje
Al tiempo que la muerte me cercena,
La vida se me escurre con la arena
Que esclava del reloj apura el viaje.

Se pudre el corazón de mi andamiaje
Y el agua del ayer no sabe buena,
La artritis me condena a su condena
Dejándome sin sendas sus ultrajes.

A veces por la noche me despierto
Doliente por haberme despertado
Y entre su oscuridad me desacierto.

Se agota el diapasón de mi costado
Y en el amanecer he descubierto
Que el sueño de la vida se ha marchado.

 

Triste poema del recorre de la vida, a su final. Bonito amigo maktú. Saludos y *

 

Gracias Panch. He pretendido -no sé si lo he conseguido o no- reflejar el miedo de los ancianos ante las enfermedades propias de su edad, la fugacidad de tiempo y el pesimismo ante el pasado lejano ("el agua del ayer no sabe buena") y la fragilidad del escaso futuro que les resta. Utilizo la primera persona porque así lo entiendo como algo mío. Saludos y de nuevo gracias por tu opinión.

 

Dejas muy clara la situación de abatimiento y de soledad que proporciona los finales de la existencia humana.
un beso con estrellas
Rosario

 

Gracias Rosario. Que pienses que dejo claro el tema que trato en estos versos me aclara a mí. Te devuelvo el beso agradecido.