Media veda del caracol

Muleta de arroz para faenas con cerebros de plástico
sin más devoción que un buen disimulo y diplomacia torera
cuando llega el señor de la calavera a pasar el cepillo en misa mayor,
candor de luciérnaga e inocencia se entremezclan
entre bambalinas y burladeros a la llegada del revisor;
se abre la media veda del caracol,
sobre el tapete, la apuesta; la tradición,
al resto; la troika a los mandos de un trineo tirado por tres caballos
dispuesta a no besar la lona, craso error,
una buena retirada a tiempo, como dijo Napoleón,
es mejor que una corona de flores de plástico sobre tu tumba.
“con guirnaldas de colores en las cejas
y entre pestaña y pestaña minas antipersona es difícil ganar una guerra”,
dijo el rey hermano del emperador,
“es menester una buena estrategia y amigos en el infierno como precaución”
eso lo digo yo.
***
**
*​