Mi Patria

1. Introducción

Horas enfrente de la pantalla azul, de las hojas de apuntes.
Si tengo ojos es porque pronto los cerraré,
bostezo y me rasco la barba, una vida cíclica.

2. Me dio miedo pensarlo

Siempre supe algo, algo increíble.
Fantasmas atravesaban mi cabeza
y desde pequeño soñé con ello,
aquello que por miedo me negué a creer.

La perrera ya estaba ejecutando los perros,
las abejas estaban rabiosas porque gasté toda la miel.
Mi cara se atragantaba con un diluvio tempestuoso
y mi cuello se cansaba de sujetar mi cabeza,
de tragar polen y escupir sangre.

Me envenené con la luz;
perdía los papeles, insultaba, lloraba, odiaba,
me tropezaba, suspendía exámenes, reía y bebía.
Si no escuchaba nada es porque perdía el tiempo.
Me negué a entenderlo.

El piloto murió en medio del desierto y
mis ojos no vieron la belleza de la serpiente.
El principito regresaba a casa.

Una cascada me abrasa mientras prometo
a aquella chica de oro lo que ningún ojo puede ver,
ningún oído puede escuchar,
ninguna palabra puede describir,
aquello que nadie puede medir.

3.Lo haré, gracias.

Un mar un tanto caótico,
pero un ancla siempre a la distancia.

Un ruiseñor me canta cada mañana,
¿Que significa?, que el sentido no ha cambiado,
que la estepa eterna demostró ser un mar de olas,
un mar de dunas incesante en sus cambios.
Un tiempo turbio para sus bellas flores.

Adoro tus palmas verdes, tus ojos oscuros, tu eco silencioso
y la manera en que me miras con tu hermosa cara.
Miles de sentimientos bullen en mi interior
mientras me atraganto con mi propia vida.
Te veo levantarte desde tus rodillas.
Te veo renaciendo de tus cenizas.
Te escucho cantando, te amo.

Tú, tan bella obra artesanal del mejor maestre,
reliquia de reyes mitológicos.
Tu voz llena de anhelo el corazón más férreo.
Eres mi nación porque solo a ti pertenezco, tan brillante y caliente,
hierves mi ser una vez negado y olvidado en el abismo.
Llamas salen de mi corazón y derriten el hielo de mi voz y
mi respiración aspira las semillas de las flores.

Y una vez más,
Te veo dando tus inagotables discursos.
Te veo iluminar las caras de todo aquel que fascinas.
Te veo nacer en mi interior.
Tu, tan eterna belleza que se fusiona
solo con el jardín mas verde.

Por los besos que recibo en las mejillas
me atraganto con una ola de tus ilusiones.
Perdí el miedo a los jóvenes y a la lluvia.
Pensé para mi mismo que no debería de dejarlo,
de dejar de arriesgarme y de tener miedo.

Santa porque escuchaste aquel tenue socorro,
doblemente santa porque no negaste su reflejo,
cien veces santa por aliviar su pena con tu aliento.

Mi amor,Te amo.