Muevete en contra de los ideales

Sé que es la palabra que debe sellar todo buen discurso. Desde que oímos hablar a los políticos la escuchamos, quizá recuerdas que alguna vez, es seguro que algúna vez, hace varios años, cuando ibas a la escuela, y regresabas a tu casa, una vez, otra, muchas más sin que advirtieras que los días dejarían de dar vueltas, ir a la escuela, regresar a tu casa, sin importarte a dónde ibas ni a dónde regresabas, tus oídos zumbaron, estabas atravesando la sala, demasiado ocupado en no hacer nada cuando la televisión excretó enjambres de ondas sonoras que te atraparon a medio paso, luego de desplegarse por todo el cuarto. Sendos gritos, estrepitos, se adelgazaron en una voz contundente y clara, que proclamaba justicia seguida por vitoreos, aplausos. Olvidaste esa palabra al otro día, parecía que había desaparecido, pero hoy aquí estamos, escuchándola día tras día, levantandonos a nosotros mismos luego de la lucha que libramos en contra de ella.
También sé muy bien que al pronunciarla, solo al pronunciarla, es como si las nubes se hicieran a un lado, y pasara a través del espacio azúl claro que dejan, un dedo divino de Luz, y entonces iluminara todo el cielo mientras desciende hasta tocar tus sienes.
Asumamoslo de una vez, en nuestro mundo los santos son expulsados como si se trataran de demonios, ¿y de los demonios?¿Qué te digo que no sepas?, Junta tus manos en el pecho, hundelas profundamente, eleva los brazos en posición de canario fusilado, y por último deja que tus pupilas se eleven hasta el infinito y se queden a medio morir a mitad de tus párpados afligidos, se llenaran de destellos, de alma, solo no hables, nunca hables ni hagas nada y serás un santo.

Lo sé, esto lo sé, y seguiré recordandolo mientras no llegue el día en el que finalmente con esos tres o cuatro billetes que guardo en el armario pueda comprar un planeta perdido en el espacio profundo, y además de centrales de autobuses, haya centrales de naves espaciales.

Pero está bien, ya llevo veinte años en este esbozo de pesadilla de ciudad, sería desvergonzado de mi parte provocar mi asco cada vez que escuche de humanismo, de patria, de hondos sonoros escupitajos largos de ruido gutural horrible zopiloteando a mi al rededor, después de tanto tiempo alimentándome, durmiendome en la mugre, comiendo mugre, yo también me he vuelto mugre, yo también soy mugre por todas partes.

Así está la situación, se supone que así como estamos, en este desconcierto que se repite tantas veces que aunque sea breve comienza a asustar la sospecha de que con su erosión liviana, pero constante, deje de ser una incomodidad cotidiana de esas que se pueden ignorar para pasar en un día súbito a abrir sumideros profundos en nuestra mente, así de amenazador, que las garras frías que sientes caminar por tu cuello, mientras dejan pasos helados en tu piel y sientes subir por tu nuca, y engarrotarse a tí clavando sus dedos metálicos en tu cabeza. Las que aparecen cuando pierdes la noción de tu destino, de tu hogar,cuando ves que no tienes a dónde ir ni tienes nada dentro de tí, algo que te indique a qué cosa, cualquier insignificante cosa, perteneces. Se supone, nada de eso es real, no hay monstruos afuera, solo estás volviendote loco, y una cosa se vuelve segura, que si sigues teniendo esas visiones espantosas tú terminarás siendo el monstruo, el terrorista, el ermitaño.
Te doy un consejo, no te detengas si algo o alguien intenta detenerte, pon atención, te darás cuenta de que intentan detenerte, con cada progreso que realises. Quizá te dirán que eres un tirano, un criminal, un inhumano, un soberbio, un tonto, pero debes saber que solo intentan nublar tu visión, porque es alta y poderosa. No te dejes engañar, te dirán que si sigues adelante con eso que haces sintiendolo en cada latido de tu corazón te convertirás en un corruptor del mundo, pero escucha esto, tienen razón, es verdad, y esa verdad debe ser tu razón para no parar de todas formas, porque este mundo está roto, supura horribles hedores no solo en las alcantarillas, también en los créditos financieros, en la dirección de las empresas, en el resplandor de la bandera, así que si este mundo en ruinas se pone delante de tí, no titubees, prendelo en llamas si es necesario, mándalo a la mierda.