Narrariva Homicida

Pétalos de rosa están puestos sobre la cama,
una espesa niebla inunda, sin temor, mi morada,
mientras la lluvia cae, impertinente, afuera,
relámpagos disfrazan la oscuridad como mascarada,
todo está en penumbras, tétrica y lánguida tinieblas
todo se vuelve ávido como si un rictus de dolor me aprisionara.

Mis manos inquietas se agitan a destiempo,
mis ojos desorbitan llenos de zozobra,
mi cabeza estalla, da vueltas, se desubica, se resquebraja,
me sumerjo en un profundo abismo de melancolía.

La espera,
la maldita espera que me acorrala a una bandada de cuestionamientos
¿Qué está pasando que mi tierra se ha vuelto lodo?,
¿De dónde salieron las lágrimas que hicieron sangrar mis ojos?
¿Qué clavo perforó mi sien hasta desangrarme todo?,
¿Dónde estás tú si tu presencia ha sido requerida?
(Silencio)

De pronto… esa idea ronda mi cabeza nuevamente,
¿Qué es esto que me posee, que me hace preso de un trémulo espasmo?,
es una voz que susurra lamentos y ocasiona emociones,
es la luz al final del camino, perseguida por la oscuridad de un túnel frío y melancólico
es una idea que emerge de la profundidad más oscura de mi pensamiento,
¿Será que debo seguir el camino que me dictan mis deseos?
¿Cuánto amor he de mostrarte para sacrificar mi gusto por tenerte cerca?

La hora ha llegado, el camino ha sido recorrido y hete aquí, deseosa de amor
con sueños, anhelos y esperanzas, tímida, pero en desesperada candencia,
ardiendo en deseo, como si fueran tus ansias quienes te jalan hacia mí,
la fórmula perfecta para lograr el objetivo que pretendí.

Te bese con pasión y respondiste insaciable,
acaricie tu cuerpo y respondiste presa de tu desenfreno,
te bese gruñendo y respondiste a mis besos,
te acaricie con forzada delicadeza y gemiste extasiada,
desgarre tu ropa con prontitud ufana
y el silencio se apoderó del momento…
en tu rostro la confusión se dibujó ante el hecho,
tu mirada cegada de desconcierto, dubitativa pero consciente,
con un destello de satisfacción forjada de tus deseos de rendirte ante mi, indecente,
pero con un dejo de oscuridad de saber que tal vez, algo se ha vuelto a romper nuevamente.

En la pausa del instante,
mis manos siguen ansiosas de rodear tu cuerpo hasta extinguirte,
destazarte hasta que no quede huella de tu, ahora frágil, existencia,
confieso que he soñado tantas veces con destrozarte el alma,
arrasarte como si fuera lava que lentamente todo acaba ,
he soñado con carcomer tus putrefactas carnes, explorando tus entrañas...
Y es hoy cuando tengo ganas de acabar con esas ansias...
Hoy lo deseo

Sigo lamiendo tu cuerpo de manera impune,
mientras el filo de mis dientes anhela saborear tu piel,
la calidez de tu vientre me dice el desespero en el que has caído,
tu sollozo, tu llanto me alimenta mis deseos.
un mechón de cabello,
un trozo de uña que se entierra deseosa sobre mi piel,
mi sangre corre,
tus venas se hinchan,
tus ojos se dilatan,
un grito,
un amargo grito...
Tu piel…
Tu ropa desgarrada...
Te veo cuando vienes, te veo cuando te vas...
Siento tu desespero, es mi llave... es mi dulce melodía...
Adiós por fin.

Por fin sentí tu sangre brotar entre mis manos...
Tu corazón palpitaba aún inquieto,
la sangre...
Tu sangre, me inunda con su aroma
y mis glándulas gustativas saboreaban ansiosamente el sabor de tus emociones
Y te vi y me viste y un sendero se formó con nuestras miradas...
¿Qué demonio marco como sacrílego nuestro acto de resentimiento?
¿Dónde quedó la malicia que alimentaba mis cimientos?
Tu sangre espesa rodaba en tus mejillas tratando de simular una lagrima y dijiste...
"Espera" y todo fue oscuridad

Debo confesar que disfrute de amarte en la manera mía,
nunca pensé que algún día lo lograría
perdóname mi amor, si la vida que te prometí fue una excusa vana para tener tu cuerpo
y saciar los deseos mal habidos que maquiné en mi mente,
disculpa si mi corazón disimulo la poca falta de sentimiento que me hacías sentir
mientras recorría lentamente tu cuerpo una vez más en la nocturna velada,
lo siento si cada vez que azotaba mi cuerpo en contra del tuyo te decía que te amo, pero no fue verdad...
Cuanto lamento que esto que te estoy diciendo ya no puedas escucharlo...
¿En qué momento te desvaneciste en mis brazos?,
¿Acaso Has muerto?