Noche con sabor a sangre seca

Amé a esa mujer. Creía el vándalo.
Trituré sus tripas y me ahorqué
en el sótano de mi corazón,
solitario, como toda mosca
en la palma de la trampa.

Amo a todas las mujeres. Decíase.
Cual el fantasma, suspiro en el sosiego
y soy víctima de la tijera,
cual el intestino bajo filo
cuya disyuntiva ojala supiera.

Y cual el pirata a ciegas sobre la rampa,
miserable, sueña con su carne
entre los colmillos del acuático,
bajo las ocho miradas de la bestia;
pobre dama pez queriendo ser sirena.

Muriendo.
​

 

Imágenes muy fuertes... no termino de digerirlo, pero me gustó mucho.

 

Gracias por tu presencia, elbosco.
Grace, estimo que las ocho miradas de la bestia remiten al infinito, mas no lo sabría con exactitud puesto que soy un vehículo de las musas del Olimpo. Empero con la inteligencia del alma algo pecibo, en tanto siento lo que transmito bajo el aura de Mercurio en las noches insondables. Lo que sí sé es que la dama-pez se encuentra muriendo..., pero no tomés estas palabras como únicas, quisás tus visiones como las de cualqueira sean más originales en lo que respecta al escrito. La poesía aunque objetiva no debe ser dogmática. Mis saludos a ambos.

 

Millones de gracias, LuzyAbsenta. Es un gran honor recibirte por aquí.