Noche de lluvia

Qué asco, cargar la lavadora y hallar de nuevo los vómitos dejados por la vida, soy una flor forzada a sobrevivir, escondida estoy en las ropas de los demás mientras la lluvia está cayendo, ay ese amor que no sabe qué hago, ni qué pienso y dónde llueve otro amor ni lo sé.
Si pudiera lamer la lluvia que galopa tras la ventana…
No hay ventanas, la casa está ciega, afuera lloviendo y el mar Mediterráneo en mi carne. Ya no lloro cuando leo cuentos de hadas. Cargo y cargo la lavadora. Mañana tendré que comprar jabón.
Y la mano que sube ropa, y la otra que vacía la baja: dos manos, una que siempre habla y la otra que apenas la escucha. Cigarrillo en los labios, él ya no tiene cabeza. Es lo que veo a través del humo. Él tampoco ve nada. Yo le dejo, deseo que me mire, que me mire, me dejo como si fuese yo un cuadro de Miró.
Que se instale el sol en mi bombilla del techo añoro, que la cerveza me enseñe a bailar descalza y que me diga dónde las pinzas y hasta cuándo colocó las nubes a secar.
Vendrá pronto. Tengo que vestirme. Tengo que arar el campo para desentrenar al soldado de mi guerra. Hay muertos que ya no quieren luchar, y esta noche de lluvia hay que regar las flores que se secan.



Agradezco esta sombra
de su beso
en la distancia

Porque todo va bien,
No me pinto
Apenas me arreglo.
Precinto mi boca,
Seco la saliva de mis manos,
y ya está.

Porque todo está bien
él no me abraza,
apenas me besa.
Por no haber cambiado la palabra en el altar
nadie nos verá cogidos de la mano.
Manos para corazones dolidos.
Besos.
Suavidad sobre suavidad.

Porque todo saldrá bien,
la única profesión
es enjaularme en esta esquina,
esperarlo arreglada dentro de ella,
saludarlo con calidez y cuidado y café,
que se oiga bien la música y la voz que anuncia:
“Falsos están los relojes,
la noche ha sido alargada,
que los amantes
vuelvan otra vez a la cama”



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Jesús Soriano



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me gusta mucho el estilo de este poema....como transitar la locura para decir con claridad todas las cosas...saludos!!!!

 

Gracias Sara, por tu lectura y la sinceridad que emanan tus palabras. Un abrazo para ti, Jesús