Nuestras almas sin presente.

Ese joven me mira con ternura,
me mira a lo profundo de los ojos,
y si fuera otro tiempo, los sonrojos
me aflorarían al rostro, que locura.

Mas sé que sólo ve mi desmesura,
mi arrojo al escribir ciertos antojos.
Me absuelve de la edad, de los despojos,
que ha perpetrado el tiempo con holgura.

Sólo me juzga el alma femenina,
volátil, sin edad, adolescente
que no envejece nunca y siempre siente.

Él siente como yo y desatina
y juega a que el destino nos consiente
y unimos nuestras almas, tiempo ausente.