Páginas oníricas (segunda parte)

La noche de los tiempos
es testigo de su naturaleza,
ante los ojos dormidos del león
pasan imágenes que relatan una historia,
que como temple diablo,
tienen lugar y providencia
solo en ciertos momentos
(y a veces dudo de mi certeza).

En la ligera línea
que separe la almohada del techo
se proyectan películas clase B toda la noche,
el trama pasa de ser entretenido y jocoso
a terrible y degenerado sin algún roche.

Sentado en un sillón torcido y manchado
comienzo a preguntar ¿qué hago?, ¿de que se trata?,
una nueva página se ha abierto,
una nueva historia ha comenzado.

La premisa de una traición se revela,
confianza y fidelidad manchadas,
podridas, corrompidas y asesinadas,
la idiotez en danza hegemónica nos desvela.

Una cara conocida se acerca,
no amiga, pero si familiar,
leyenda entre la nada,
mito en una ucronía,
un saludo, amistad referencial,
preparación para un alevoso adiós.

Los temas mas triviales son excusa,
el tiempo corre,
gotas frías recorren la región frontal,
la impaciencia se asoma, su aroma se siente.

Golpes en la puerta,
un golpe sobre otro,
las miradas se encuentran,
las verdades colisionan,
el verdugo ha llegado.

Una guadaña pequeña y tubular en su mano,
capucha reducida y adornada con una visera,
mirada gélida y a la vez infernal,
su misión aniquilar, cobrar y dormir temprano.

el miedo recorre mis venas,
duramadre y piamadre resquebrajadas solo por el temor,
una danza macabra suena,
me percato de un nuevo olor.

Un trueno destroza mis oídos,
impacta en mi pecho,
dolor incomparable.

Calor infernal que perfora mi exterior,
no pasa, no sana...

Y la mano amiga, en acto de seudo compasión,
presta auxilio eutanásico,
una pastilla en mi lengua,
un lo siento y su mano en presión.

Paz, tranquilidad como endorfina milagrosa,
el dolor y el temor se van,
mi hora ha llegado y en esta danza he de acabar.

Abre tus ojos...
se escribe una pagina mas.

 

Está muy buena tu secuela,
es como un circulo
desgarrador
un paseo en el vientre
de la locura
una insatisfación de la realidad,
tan grande que uno cae,
y se revuelca en pesares
creados por nosotros mismos
Genial tu poema
Saludos​