Panegírico al Viento

Mi cítara se acopla a los cantos del viento
que resuenan furiosos en los surcos del desierto...
esos que chocan fuerte y cierto en agudo concierto
con los cañones en pertrecho que se elevan como torres de babel
a ambos costados de tu ser y que solo dejan entrever
una hilera que hace aparecer
ese viento como un trueno y relámpago tal vez.

Tu fuerza se diluye como agua entre la arena
Cuando en el trueno que resuena
yace calmo y gaseoso en partículas dispersas
que se emancipan furiosas
como sinfonías melodiosas
en preludios de armonía
y brisa copiosa.


Más te mezclas con tierras templadas
Azoladas de guerras y batallas
Y entonces ya tu brisa
Suena otra vez acompasada
Te elevas como mezcla
De furioso estrepitor
Eres el tornado
Fuerte y embotado
En donde aspiras circular
Un vértice furioso
Que destruye sin piedad.


Pero viento que cambiante...puedes aparecer
¿Dinos cómo mides tu fuerza de revés?
Como observabas tras tu ojo
Mientras el sonar
se hace algo cerrado
En embudo circular.

No seas más fuerza destructiva
Que se ensaña con la humanidad
Se por favor dulce compás
Que entra y sale
En busca de cavidad nasal.

Cúbrenos de vida
No nos mates por favor
Se madre compasiva
No padre destructor
Tiéndenos cobijo
En tu manto de olor
Y no nos corrijas
Con ese estupor.

Gracias viento amado
Por oír nuestro clamor
Ahora sólo eres
Perfume en sabor
Que nos acomete y arrebata
En amplio Convite de color.

Entonces viento amado
Mil gracias te damos
Por ser una atmósfera cercana
Que nos envuelve cual cobija
Bajo un manto alado
Con plumas de nácar y brocado.

Gracias entonces
por ser quien eres
Por tendernos tu mano
Y adentrarte tan hondo
En las vías sanguíneas
Transmitiéndonos tu vida

Loor para tu brisa....
Súplica para tu fuerza.
Clamor para que nunca mueras
Y siempre libre vivas
Jugueteando en nuestra acera.​

Bárbara Flores.​