Para cualquier mujer bajo una lluvia de verano

Hemos comulgado de lo que

dejaron las sombras santas
antes de abandonar
las cortezas que encierran la miel

Bajo tu piel

todo es laberinto sin salida

cáliz que no traiciona

verano estacionado
en una sola boca.
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Debemos huir

como dos locos armados

plúmbeo crepúsculo que acecha

con sus vientos de heridas.

Este poco de agua alcanzará

cuando tus párpados desafíen

el carnaval teatral de la tristeza

y el amor deje sus pantalones cortos

​