Poema a la actitud errónea en una ruta

Mi brújula ya no encuentra el sentimiento.

Se ha roto, se ve, quisiera que estuvieras para resolverlo.

Perdí el Norte en la mañana, y no pude...

No pude hallarme en todo el día, en el mapa.



La noche acaeció, y le lloré a la luna.

Como indefenso ser dejé que me ilumine, parecía una criatura.

Y la marea se enmudeció, junto con las lágrimas.

Todavía quería que estuvieras ahí, como mi ayuda.

Pero... Descubrí que el agua no tenía por qué ser clara.



El Norte no estaba para mí, la noche tampoco era mi esclava.

La brújula en algún momento se descompondría,

¡fue mi error el arrojarme al mar, tan terca e insensata!

La mañana esclareció, y vi el amanecer sin tu compañía.



Pensé en regresar, pero oh, mi buena fortuna...

Fue puro deseo más que posibilidad. Estaba varada ¡Estaba perdida!

Decidí regresar, pero oh, mi buena fortuna...

El barco se rindió, junto a mí se hundía.

Quisiera regresar, pero oh, mi buena fortuna...

Ya no hay salida.

 

No todo sucede como quisiéramos, las oportunidades pasan como aves migratorias que debemos coger al vuelo si queremos, nunca te balatas dos veces en las mismas aguas y las brújulas sólo señalarán el norte si no se sienten vigiladas.
Gracias por tu poema. Un cariñoso saludo

 

¡Ding, diing! Maravilloso tu aporte, ¡cariños desde aquí!