Poema de los tumbaos

Había un diente de sierra,
un diente del diablo, un ojo quemado,
había dos países y un muro bien alto,
a un lado se oían disparos,
al otro el llanto de los niños en sus cunas muertos de miedo,
había un certificado de defunción encima de la cómoda,
y las campanas seguían y seguían repicando,
había un tintero vacío,
pero nadie recordaba cómo se hacia un buen poema,
había mucha arena,
y un desierto donde antes se levantaban iglesias,
conventos, monasterios, las catedrales ahora son de pago
porque donde antes había santos ahora hay porteros de discoteca,
había árboles hermosos que ahora están secos
obra y gracia de los escupitajos de una tierra sembrada de veneno,
los huesos de tiranos y dictadores
no deberían estar enterrados en suelo público,
antes había algo de decencia para esto
pero después de lo de Eva ya nada volvió a ser lo mismo.​

Había guerras, y juego sucio,
siempre lo ha habido,
desde que Caín mandara aquel misil contra su hermano
y muchos han sido los que han seguido su ejemplo,
había un proyecto de Ciudad Paraíso
pero nos quedamos sin presupuesto
incluso antes de poner sus cimientos,
alguien metió su mano negra en caja de caudales
y de nada sirvió la trampa para osos que había puesta,
donde antes había soles ahora no hay lunas ni en cuarto menguante,
cosas de los tiempos modernos,
antes había poetas, sabios, pensadores,
maestros que impartían sus clases
y discípulos que disfrutaban aprendiendo,
antes había caminantes,
peregrinos haciendo el camino de Santiago,
después vino la ruta del Bacalao,
después la prematura extremaunción
para aquellos santos, pobre diablos,
tan viejos y aún no han salido de parvularios.
antes había respeto por nuestros mayores,
cuidadores y niñeras que disfrutaban con su trabajo,
pero lo hemos cambiado por carceleros con casco,
cuerpo de élite de una agencia de seguridad privada,
tenemos dinero para eso.​

No hay presupuesto, dicen los que entiende de esto,
para esto tampoco hay presupuesto,
antes había huchas con forma de cerditos, ¿recuerdan?
ahora tenemos una vasta red de alcantarillas
para desaguar nuestras miserias
y colchones abandonados al borde del camino
señal inequívoca de que la muerte non acecha.
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