Poema de un sitio sin estrés

Un día, hablé acerca de ir en invierno a una playa;

bien sola me veía, de noche reposada en una toalla.

Y para la brisa fría, una frazada a la espalda.



No deseaba pensar en nada estando en la orilla,

sino imaginar lo que nunca para mí sería en esta vida;

y de creer en dulces mentiras, porque sí, de costumbre mía.



Para evitar deprimentes pensamientos, utilizaba auriculares;

y como buen instrumento, me envolvía en temas musicales.

Sin reflexionar, ni recordar nada, sólo mirar la marea mecerse a mi alcance.

Ahora mismo desearía estar en esa playa, o que al menos existiere más adelante;

y podría estarlo, a buena gana, pero que sea con un acompañante.



Dedicado al estrés, para que se ahogue en el mar.