Poesías al viento

Suponemos que la mujer escogida debe cumplir con todas nuestras apetencias. Entre ellas, que piense y sienta del mismo modo. Hacemos planes basado en ello y la realidad no siempre se adapta a lo que esperamos. Cada ser humano tiene sus debilidades, cada uno tiene sus intereses y cada uno piensa siempre a solas. Hacer que todo esto concuerde, se defina y entienda es ya parte de la ruleta rusa en la que la suerte es protagonista principal de nuestras vidas. Akinin
Hay quienes piensan que el día a día, sin comprometer lo que pudiera ser el futuro, es una manera de vivir. Cuando el hombre no puede generar sueños a largo plazo, cuando los planes se cambian o cuando el sentimiento se debe enfrentar a situaciones no estacionarias, es difícil el pretender que se logre una felicidad real. Tomemos el tiempo requerido, hagamos pausa si es necesario y pensemos en el futuro que deseamos. Akinin
La experiencia me ha dejado ver que una pareja puede y debe sentir complacencia cuando su interrelación es completa. Que cuando dos personas se aman, entre ellas buscan el equilibrio necesario para la convivencia y, que la distancia, es siempre el enemigo principal en la relación.
Confeccionar un nido de amor en el que se sienta el calor de un hogar, es la mejor medicina para prevenir un mal desenlace. Samuel Akinin
Nuestra vida es una vía en la que se arranca al nacer y se termina al apagarse todas las luces. En la medida que logremos mantener el camino libre de escollos, nuestro paso puede ser placentero y ágil. Ser uno mismo causante de inconvenientes que nos retrasen y dificulten el paso, no sólo es perjudicial, es hasta absurdo. Mantengamos nuestra vida libre de las trabas propias. Con las ajenas, ya tenemos de sobra. Samuel Akinin
Quién es el amante perfecto, quién la pareja ideal, quién pueda hacer con todo lo nuestro, el Paraíso Terrenal. La combinación de matices que conseguimos entre las miles de personas que creemos conocer, nos permite imaginar una matriz. Y como lo han corroborado los artistas plásticos, si se tomaran las características de varios rostros hermosos y se combinaran en uno nuevo, lograríamos crear… un monstruo.
Cada uno de nosotros posee el secreto de la felicidad, de hecho, cuando meditamos, cuando nos transportamos a donde nos gusta. Sentimos una gran alegría. Del mismo modo nos ocurre con la tristeza, ésta es llamada cuando y tantas veces queremos autoinfligirnos pena o dolor. Y es que nos acostumbramos al castigo desde muy niños y a veces ya de adultos, como que lo echamos de menos. Samuel Akinin Levy
Solemos dar las gracias a la gente, por querernos, como prenda o contrapartida a una acción. Nos quieren quienes saben que queremos y al querer, entregamos parte de nuestro corazón. Agradecer la acción que generamos, cuando el pensamiento es, no un acto como sí una ofrenda de amor. Es no conocer la función de las almas, que se empeñan en acercarnos, en que hagamos más amor. Samuel Akinin Levy
Cuantas veces debemos decir adiós para alejarnos. Cuantas veces recurrimos a una sonrisa para amarnos. Cuantas veces nos llenamos de dudas que nos matan. Cuantas veces dejamos de olvidarlo. Los temores son sinónimos de que algo pueda estar pasando. Los griegos decían que el ser humano primitivo podía presentir las más complejas experiencias y lograr solucionarlas de un modo lógico. ¡Suerte! Akinin
Ayer pude ver el verdadero amor. Era una madre con su hijo. La maravillosa comunicación de afecto y amor, estaba conformada por todos los elementos que la naturaleza nos ha proporcionado: gestos, caricias, miradas que se proyectaban hasta el fondo de un corazón. Palabras con una tonada que emergían sedientas y agradecidas de amor. Ayer, me di cuenta que no hay nada que supere a una madre y su hijo, cuando se habla de amor. Samuel Akinin Levy

 

Rompiendo el cero. Ud. tiene toda la razòn y yo que pienso igual que ud. a veces me hago dano sin darme cuenta, despues es tarde, sin embargo pienso igual que ud. Es cierto que el amor de madre e hijo, es un amor verdadero, pero el amor tiene muchas aristas y a veces ese mismo amor que siente una madre por su hijo, lo sentimos por nuestra pareja y desgraciadamente cuando somos demasiados explìcitos, los amados, tienden a acomodarse y el amor declina. Sòlo el amor de madre a hijo sobrepasa los limites de las manifestaciones de amor sin pèrdidas, los otros amores, desgraciadamente tienen el freno implìcito. Un placer pasar por sus letras, saludos fraternales, Pilar.