Preparativos de viaje a lo desconocido

PREPARATIVOS DE VIAJE
A: LO DESCONOCIDO

En el silencio de las horas se van desvaneciendo los temores, del obligado paso terrenal, al incierto paso de la otra vida. Cuya visión no alcanza ni siquiera a imaginar, cómo será ese vacío de la nada, acostumbrado aquí en la tierra, al lleno absoluto de todo.

Empiezo a desnudarme de mis miedos, arrancarme esos clavos sumergidos aquí en mi mente, del castigo por hechos displicentes, señalados de pecado. Frase frecuente, altisonante, que sorprende con frecuencia a quien se cree inocente, de ese tipo de faltas cometidas, obligado por ese enjambre de hechos, consumados e inevitables, como espinas en las flores, en ese jardín de humanos donde nací, siendo humano como ellos, de quienes aprendí muchas cosas de ello desde niño, y cometí muchos errores por costumbre impensables, de hechos y palabras del cuerpo mío, reitero, por la fuerza de la costumbre, en una sociedad conformada, que inevitablemente me absorbió con fuerza. Si para bien o para mal, uno lo ignora, hasta que, encuentra abierta la puerta de su conciencia, para medir o sopesar en la balanza de las culpas, si merece o no castigo, según los hechos, por la inercia de la vida, en el fiel de esa balanza.

Estoy practicando el descarne de mis huesos, en lo profundo de mi mente, con ubicación de mí esqueleto, sin valor agregado; el desprendimiento de mi espíritu, del qué quizás surjan esporas, arrastradas por el viento, hasta nacer y vivir en otro cuerpo, totalmente libre del mío, con quien vivió tanto tiempo. Aunque no muy convencido de esas teorías filosóficas. Pero si escuchamos a, Aristóteles, el dice que, si no hubiésemos existido en otras vidas, no recordaríamos lo aprendido.

Por todo ello me estoy preparando, deseo llegar limpio de todo prejuicio o creencia. Ser transparente como aguas del río, sin partícula alguna que manche la pulcritud de mí esencia. No sé si esa transición será dura, o si habrá algún sufrimiento, o será quedarse dormido sencillamente, en un sueño eterno, donde mi alma ya conozca el camino de retorno, al limbo desconocido por el ser humano, en razón de no tratarse de un parque recreativo, o quizás sí, para gozarlo eternamente, quien sabe. Pienso que debe de haber algún desprendimiento, con un adiós definitivo, de la trinidad, del cuerpo, alma y el espíritu, por tantos años unidos, cada uno tomará su camino, con un desencuentro definitivo, será el final de su misión aquí en la tierra, en la vida de un individuo.

Por todo ello pienso que es buen ejercicio, para no encontrarse desapercibido, mantenerse alerta, al último paso del largo camino recorrido en éste mundo. Por mi parte, no sé si al fin encontraré una respuesta definitiva a la teoría que he manejado desde cuando la pensé por vez primera, que es como sigue: El cuerpo está constituido en carne, huesos, sangre y demás componentes de su fisiología El espíritu es la energía, que mantiene vivo el cuerpo, con los insumos alimentarios que le suministra, desde que nace, pero no muere de inmediato con el cuerpo, sino que, sirve de mediador de las cosas pendientes que haya dejado el fallecido, con los medios que le son propicios. El alma es el fluido poderoso de la inteligencia, combustible de neuromas y todo el mecanismo en lo que infiere el cerebro, responsable de todas nuestras actitudes, inquietudes, actividades, incluyendo, sentimientos, amor, anhelos, del consciente, subconsciente, conciencia , memoria y de todo el entramado importante y trascendente del ser humano.

Cristóbal monzón lemus.

respiro luego escribo