Prisionera de tu mundo material.

Me siento engañada por tu boca, me siento presa entre tus líneas, soy la prisionera de tus ficticias historias, como tu oscura expresión.
Soy tu espejo sin reflejo en el murmullo de la soledad.
Soy tu supuesta esperanza de libertad, pero jamás me pudiste liberar.
Me sentía culpable de tus progresivas fantasías, de tus incrementadas sonrisas, de tus euforicas ideas, ¡De tu irreal evolución!
No puedo soportar una carga tan pesada de emociones agenas, si tan solo pudiera soportar las mias, si tan solo pudieras entender las tuyas.
Quería despertar de un mundo material, pero en el que la única prisión era la inmaterialidad.
Ahora veo lo mucho que fui para ti, ¿Qué será de ti cuando termine por desaparecer de tu mundo?
Tal vez tu mente despierte de un sueño, del que sus visiones las conservo yo.
Vi tu compasión, tu abrazo, tu beso, tu crítica, tu incomprensión, tu risa, tu llanto, tu vida hacia mi.
Pero nada de eso lo pude sentir, me siento muerta en lo que sueño pero no puedo tocar.
El vacio ha sido arrancado muchas veces por mis actos, pero jamás se fue simplemente porque aviva más y más su interior.
El tiempo no dice nada en el foso de mis mentiras tomadas por realidad.
En el abismo de tu realidad que no eran más que mentiras en la infinidad de mi visión.

 

Tienes razón apenas podemos con nuestras propias cargas y luego nos gravan con el peso de quienes nos rodean. Un saludo cordial.

 

De quienes nos rodean y de quienes nos rodeamos nosotros mismos involuntariamente, y esa carga al final repercute e incrementa en las nuestras.