Quererte, ¿por qué no?

¿Por qué continúo en la ruta de tus pupilas
sabiendo que otros ojos podrían darme alegría?
¿Por qué continúo adorando tu sonrisa?
Seguro porque cada día siempre me hipnotiza.

¿Por qué mis ojos brillan con tu estadía
y no logran ver más que tu dulzura?
pues hay mucho más que solo tu hermosura
en esta tu prisión que ahora es mi vida.

¿Por qué me intriga descifrar el enigma de tu silencio
cuando contento te pierdes a mi lado, mi amor?
¿Por qué me inquieta saber que dirá tu boca
después de aquel beso en el que me pierdo yo?

Pues aún prevalecen los motivos
para abrazarte y mirarte,
a pesar de aquella interrogante
que incita a la duda de si me quieres o no.

¿Por qué aun tiemblo de miedo
cuando lentamente te aferras a mí?
¿Por qué todavía no comprendo
que contaré contigo así sea el fin?

Es tu silueta la que está tallada en mi corazón
con delirio la que el cincel del tiempo un día dibujó.
Es posible que su forma no se vea alterada
pues yo sigo de ti aún embriagada.

Y es que aún eres tú,
en medio de esa lluvia de recuerdos
empapada por la fragancia de tu amor matutino,
de ese sentimiento tan repentino
donde viví soñando hasta despertar en tus deseos.

Aún invado tus pensamientos
donde sigue latente aquella ilusión
que he de ser yo tu complemento
bajo la mística forma de tu indecisión.

Contemplarte fijamente y poder afirmar
que te quiero y necesito como un pez a la mar.
Está impregnada tu esencia en mis actos sin razón
finalmente comprendo que aún eres mi perdición.​