Recuerda

Qué ráfaga de negritud, qué silencio, qué dolor.
El estigma vuela en la nube hostil, mercurio de luces
en la bahía, rótulos encendidos donde no hay nadie.
Tu ciudad de diamante se multiplica como un fractal.
Recuerda las pisadas que diste y el rompeolas azul,
recuerda los mapas en mi voz y la luciérnaga oscura,
recuerda a los espectros y la ventisca sobre el faro.
Recuerda que, por un segundo, fuimos inmortales.

 

Sos uno de los compañeros más talentosos de la casa, con una increíble capacidad de conmover.
Cito estas tres líneas porque creo que hay que destacar aquello que por estar bien construido, emociona.
Un abrazo y mi admiración.

 

Gracias, Cecy, por tu amabilidad. Un abrazo, amiga.