Reencuentro con el Pasado

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Casi madrugaron, no temieron encontrarse con el pasado, solo llegaron livianos y decentes, amantes aparentes, recorriendo un camino de asfalto sin fin, sin saber donde ir solo volaron hasta aquel rincón desconocido por ambos, se sostuvieron en un árbol que estaba dormido con un solo suspiro brotaron flores blancas yel árbol ahora paso a ser su nido. ​

Y como vecino el río que como suave caricia se encaminaba y también a el lo besaban, eran los sauces con brazos caídos, los colosales espinos agachaban su cabezas haciendo reverencias ante tan distinguido amigo, que les proporcionaban un baño suave a sus cortezas y le daban el abrigo.
Las avispas danzarinas y traviesas se mezclaban entre los besos y las miradas afanosas ellas no querían cometer el sacrilegio de interrumpir tan bello instante de cortejo, donde se ligaban los recuerdos y el presente.
Allí el camino sonoro de motores y ciclistas perdidos entre aquellos verdes cerros.
Pero los cuerpos eran etéreos y como dos esencias unidas había tanto en común, y tanto tiempo sin saberlo, derramaron estrellas en un día de sol intenso, profanaron los sentidos lujurioso, los dormidos, que aun sin saberlo estaban ahí en lo secreto, entre una Esfinge de oro y un tren de acero, agitaban sus sentidos en el ardor del los tiempos, los segundos se aquietaban y el reloj se dormía, no existían los momentos, así querían permanecer inmóviles los deseos, todo era eterno, y tan quietos y a momentos emanaban impetuosas, destempladas las ansias en el beso, la caricia indomable colmada de aferro.
Sujetado todo en un suspiro se moría aquel plazo impuesto, ya jamás volverían a aquel lugar los cuerpos, se despedirían y atrás quedaría el sello marcado con fuego en aquel lugar
dos imágenes perpetuaron el amor y el deseo.