Rendición

Con la tarde en decadencia,
apareciste prometedora,
salió iluminando mi existencia.
Comenzó la carrera alineadora.

Pensando en corto plazo,
me imaginé los próximos años,
descubriendo la temprana vida,
sorteando los atajos de la envidia.

De pronto, aparecí en Camboya,
comenzó mi revolución,
cambiando el sistema opresor,
clareó desde la claraboya.

Acabando con mis buenas intenciones,
surcando en mi ambición,
masacré con "daños colaterales":
conocí a mí propio Pol pot.

Solicitaba una salida al mar,
como, ante Chile, Bolivia.
Sometiéndome sin luchar,
a la única solución que aparecía:
me invadía el Vietnam.

Tiempos modernos,
tiempos salvajes. No era mi arreglo:
necesitaba un brote de bondad,
no más 'cristales rotos' que arreglar.

Con el general Casado quiero estar,
rindiendo al mal apreciado adverso,
sin más simpatía al que detesto,
soñando con mis heridas curar.

Y es que, aunque parezca raro,
a veces, hay que hacer caso,
al que poco aprecio o menos se tenga trato.