RespondiÉndole a mi nieta

RESPONDIÉNDOLE A MI NIETA

-¿Qué ha sido
de tu vida, abuelo?
-preguntó mi nieta
más pequeña.

Con un mundo de
dudas y un nudo en la
garganta contesté
-Yo he sido escritor.

-¿Y qué hacen los
escritores?-insistió
muy maliciosa.

-Nosotros -dije-
ordenamos el mundo
a nuestro amaño,
con miras al futuro
recordando el pasado.

-¿Y qué es lo que
tanto has escrito?

-El camino es largo,
hija, yo he escrito
sobre la vida, la mía
y la de mis personajes.

-Le complementé con
algo de timidez,
a sabiendas de que
no me entendería.

-¿Y quiénes han sido
tus personajes?- me
insistió con sorpresa.

-Son seres imaginarios,
que hacen en nuestros
escritos unas veces la
voluntad de quien escribe,
y otras la del lector, que
es el que se interesa por
saber lo que sucede.

-¿Y no te aburres
mucho escribiendo,
abuelo?

-No, cuando lo hago lo
realizo con el corazón
y con la mente, y esto
me apasiona.

Como el saber que eres
mi nieta y cuando seas
mayor vas a ser escritora.
-No, abuelo, yo voy a
ser doctora.

-Sí, claro, serás una
doctora que escriba,
no lo olvides, cuando
la literatura se lleva en
la sangre fluye como el
agua en los arroyos»

-Por lo que me acabas
de responder creo,
abuelo, que te gustan
también los versos.

-Sí, hija, estos y los poemas
hacen parte de eso que se
llama escribir y que más
tarde te servirá para hacerte
grande.

-¿Y hacerse grande
es como un gigante?
-Sí hija Los escritos
enaltecen a las personas.

Y cuando se van de este
mundo se les reconocen
sus proezas y llegan
a ser más grandes que
Gulliver.

Y si no has escrito algo,
pasarás como si nada
por la vida y se olvidará
el mundo de ti, como
si no hubieras existido.

-Entonces, abuelo, yo
también voy a escribir
para poder jugar con la
fantasía, crear vidas
imaginarias y hacer de
mis sueños algo que
parezca realidad.

Ya rodaba una lágrima
en mi rostro cuando
la nieta salió corriendo
anunciándole al mundo
que iba a ser escritora
como su abuelo.

Y sentí una alegría
que me llenó de vida.