Se lo debo a mis heridas

Muchas veces soy mi pluma y lo que escribe,
otras veces la idea que se queda en el tintero,
ese intento de poesía que no se exhibe
pero se hace trizas por ser brisa para tu velero.
Doy tantas vueltas que ni mi sombra ya me sigue,
tengo oxidados los nervios de acero,
y en mi duda, vuelvo al lugar del crimen,
aquel donde me robaste mi corazón de astillero.
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Pienso primero en que siempre voy segundo,
evito a terceros pero no me sale con tu cuarto,
soy la tristeza que en mi sonrisa no difundo
pero que se ve en mis ojos si no los aparto.
Tengo mala fortuna sin embargo no sucumbo,
ni con la peor mano de la baraja me descarto,
y cuando sale la luna, mi alma entra al mundo,
la mente es el teatro y las letras son mi reparto.
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Estoy al tanto que no se ven las estrellas bajo techo,
pero el brillo que tienes esta a la altura,
guarda mi metáfora, yo te guardo en mi pecho,
por si nos volvemos a encontrar en otra costura.
Hoy cansado de enamorarme y terminar desecho,
acostumbrado a que los versos de amor lloren ruptura,
me resguardo en el callejón más estrecho
esperando a quien en su sano juicio comparta mi locura.
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La textura del ayer que no se olvida,
pero duele menos cada vez que se recuerda,
voy borrando todas aquellas caricias frías,
solo conservo la buena musa de tus piernas.
Curo el dolor pintándolo en cursiva,
hice de un papel mi bebida y mi taberna,
soy escritor, y se lo debo a mis heridas,
por ellas me encontré creando realidades alternas.

 

Muy bueno. ¡ Bravo ! Luciano Pavarotti.
José Carreras.
Plácido Domingo. Los tres tenores...





Así suena, este poema.