Señales de un nuevo amanecer, visiones confusas del creer

Señales de un nuevo amanecer, visiones confusas del creer.

Veo el cielo, el sol brillante mas que nunca, huelo aromas de juglares salvajes, salmos  de alegría como la lluvia misma lavando las heridas de mis ojos se expande a millones de años luz. Todo inconmensurablemente irracional, espejos rotos, dejan de reflejar torbellinos de sabanas y recuerdos primaverales, todo tengo pero a la vez nada, todo un universo incontrolable de fuegos helados, dulces sintonías vibran entre mis  fibras,  el arpa guiá el camino de mi ser, pero ese arpa no  opaca mi luz la eleva, marchita el caparazón, renace a la vida misma, sin frió ni miedos. Solo talvez, si la guadaña golpeara la puerta cercana podría parar esta revolución de hormigas embravecidas ante el cruel invierno y sus picos nevados, donde el calor se fabrica, se compra  y vende, un calor famélico que solo abriga la conciencia, pero si llegara ese momento martirizarme contra mis errores sin prestar la causa salvaría a ambos dos, y perduraría en la memoria y recuerdo solo como  eso un recuerdo una imagen desfigurada, sin conexión real. El sol me dice que esto no sucederá que mi existencia no acabara en un nicho uniforme como la masa, siento explotar en mi un mensaje de paz y amor para con el mundo, no puede vendar mis ojos como la justicia ante tanta violencia, tanta crueldad hacia la creación, el refugio de mi ser, puedo o intento ser imparcial como la figura utópica, símbolo de la sociedad humana, normativa de la acciones, designadora de libertades, cuesta, cuesta muchísimo la gente a quien confío y entrego mis energías no paran de clavarme dagas ardientes, dejando marcas en mi cuerpo, cicatrices que nunca llegaran a mi interior, el perdón y el amor salvaran al mundo, siento látigos, lazos, disparos, llantos, hambre, discriminación, siento, no veo, la siento en la piel late en mi corazón ruega clemencia, llega, entra y se funde en mi, no recibo y reprimo, pequeños seres morbosos sin corazón, sin dios. Limosna, confesiones, falsa humildad, no apaciguaran el fuego que los consume, carcome su piel, seca sus lagrimas y endurece la sonrisa, veo gente llorando sangre, tuya, suya, mía, lagrimas  doradas de compasión y esperanza, desmesuradas, en exceso llorando todo lo que la gente no llora, negándose a rebajarse a niveles de sentir puros y sobretodos vitales para el vivir, vitales para el dejar de sobrevivir.