short story

Desperté de un salto antes de tiempo, la sirena de la base fue activada.
Nos encontrábamos bajo ataque.
Un segundo antes de abrir los ojos ya tenia a mi 38 en la mano.
Es el instinto sabes que te lleva a estar por las dudas siempre preparado.
Me mantuve inmóvil escuchando atentamente intentando adivinar por donde atacaría el enemigo.
Solo la maldita sirena y nada mas, pensé donde están ahora los soldados, recordé a todos esos infelices muertos, no pude evitar soltar una carcajada.
Los días de soldado terminaron me dije a mi mismo con animo de convencer a mi cabeza.
Abrí los ojos estaba en mi cuarto, en una casa pobre, con una vida pobre.
La mañana era fría, y me costaba arrancar mi cuerpo de la cama, metí la mano bajo el colchón y saque una petaca de whisky por la mitad, que siempre me reservaba para estos casos, la vacié de un trago, y todo marchaba bien.
Solo estaba este asunto de la maldita sirena, así que camine por el cuartucho pateando la basura de días y salí por la cocina de camino me encontré con una botella de vodka asi que la agarre, le di un buen trago y marche con botella en mano hacia la puerta de atrás, solo andaba en calzoncillos pero no importaba era un macho con alcohol.
Mi precaria puerta de chapas viejas abierta golpeaba contra una pared debido al viento, y debido a que nunca le echaba traba, una costumbre no muy sana en este barrio jodido, en este mundo jodido.
Salgo al patio si se le puede llamar a una mierda de pastos largos escarchados.
No me rodean paredes ni alambrados ni cercas, este es mi territorio y el mundo lo sabe.
Había acción esta mañana, tres cacos cargaban porquerías en una f100 vieja, se habían metido en mi galpón, donde guardada solo una cosa de inmenso valor, mi nena mi maquina, quisieron echarle mano y se disparo la alarma, una sirena vieja, de esas que usan los bomberos, los polis y los hijos de mil puta rencorosos como yo.
Estaban en mi territorio y este abarcaba desde mis ojos hasta donde yo pudiera ver.
En medio de un trago largo del mejor vodka que se pudiera robar escuche un disparo, a través de la botella vi caer un caco al suelo, los otros dos no tuvieron mejor suerte.
Busque entre los cuerpos un poco de humo, solo encontré una mierda de cigarro rubio y un encendedor roto.
Entre al galpón desactive la sirena , mi maquina estaba intacta aunque un poco nerviosa.
Un trago doble para celebrarlo, recorrí el galpón me sentía como un perro de caza con ganas de un cerdo del monte, el instinto me incitaba a buscar.
Entre unas chapas y maderas encontré un cerdo del monte, me pedía perdón de rodillas, me imploraba, que su familia, que sus hijos y su esposa, que eran muy pobres, esta bien basura le dije te perdono y le señale con la botella la salida, el cerdo salió corriendo yo tome otro trago, a través de la botella lo vi caer antes de llegar a la puerta.
Yo lo perdone, mi 38 no.